¿Estás segura de que conoces tu cuerpo?
Hay una zona de nuestro cuerpo de la que jamás hemos escuchado hablar, una zona poderosa de la que nunca nos contaron ni nos hicieron aprender como parte de nuestro esquema corporal.
Te invito a descubrir tu suelo pelviano, una zona formada por músculos y ligamentos que cierra la parte inferior del abdomen y se extiende como una hamaca alrededor de los genitales. Esta zona, cuenta con músculos estriados voluntarios como los demás músculos de nuestro cuerpo y su función principal es dar soporte a los órganos intrapélvicos como la vejiga, útero y recto además de proporcionar tonicidad a las paredes vaginales.
Como cualquier otro músculo estriado, si no se ejercita, el suelo pelviano se debilitará y esto conlleva a que su función no se realice correctamente lo cual puede suponer un mal funcionamiento de los órganos que descansan sobre él y que comiencen a aparecer disfunciones como las incontinencias (urinaria y fecal), los prolapsos genitales (salida de los órganos intrapélvicos por la vagina o el ano), constipación, estreñimiento o disfunciones sexuales.
El suelo pelviano está sometido constantemente a estrés. Sobre él descansa la vejiga urinaria que tiene una capacidad de llenado de 500cc y algunas veces hasta 650cc debido a que aguantamos las ganas de orinar por una u otra razón. Además, debe soportar la distensión de sus fibras musculares cuando realizamos la evacuación intestinal y pujamos una y otra vez aumentando en gran manera la presión dentro del abdomen y qué decir del gran peso que soporta durante el embarazo.
A lo largo de nuestro ciclo vital, el suelo pelviano cumple diferentes funciones que influyen directamente sobre la calidad de vida. Es por esto que las condiciones en las que mantengamos esta zona muscular determinarán que ésta calidad de vida sea buena o mala.
Por ejemplo, si el suelo pelviano se encuentra debilitado por los embarazos y partos, y se empieza a desarrollar una incontinencia urinaria de esfuerzo (escape de orina durante esfuerzos como la tos, la risa, los saltos, etc), esta situación afectará negativamente la calidad de vida de quien la padece ya que ahora probablemente evitará reírse a carcajadas o levantar algo pesado o aún el cargar a su bebé le pondrá en una situación de inseguridad debido a que esta acción puede desencadenar un escape de orina involuntario.
Debemos darnos cuenta de que el suelo pelviano es una zona muy poderosa, gracias a estos músculos mantenemos la continencia, podemos evacuar lo que no le sirve a nuestro cuerpo y podemos disfrutar de relaciones sexuales más placenteras. Por esta razón, es muy importante mantener estos músculos en óptimas condiciones, para lo cual debemos tomar conciencia de esta zona y aprender su contracción. Es muy frecuente que al tratar de realizar ejercicios del suelo pelviano, los abdominales y los músculos aductores de las piernas e incluso los glúteos se aprieten también.
Si se presenta una disfunción del suelo pelviano como las mencionadas anteriormente, se debe consultar a una kinesióloga especialista en el tema que realice una evaluación adecuada y proponga un plan de tratamiento para reeducar la musculatura y tratar la disfunción.
Fuente: www.carolinasilva.cl