Festeja el Día de la Tierra abrazando a un árbol
Aunque el árbol tiene su día especial en el mes de junio, esta especie del mundo vegetal está de fiesta también en abril, ya que es el foco principal de las celebraciones del Día Internacional de la Madre Tierra, que se festeja este 22 de abril. Una fecha que incluso ha impulsado el desarrollo de una especie de terapia que invita a “abrazar un árbol”. ¿Qué significa esta acción y que tan cierta es su eficacia?
Los árboles son seres vivos esenciales para la vida del planeta por su producción de oxígeno y su rol en el combate del cambio climático. Pero además, su presencia nos brinda lindos paisajes y jardines, alimentos gracias a sus frutos, materia prima y bendita sombra en días soleados y calurosos. Y como si fuera poco, permite a los seres humanos una especie de comunión terapéutica con la naturaleza, mediante la acción de abrazarlos.
“La naturaleza es el lugar donde creció la especie humana. Por un proceso que está en nosotros, que nos permitió actuar sobre ella, nos fuimos separando, pero igual seguimos dependiendo de ella, no solo en nuestras necesidades concretas, sino también en aquellas anímicas”, comenta el docente de la escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Marco Antonio Palma Gardella.
Es por ello que el abrazo es una forma de reconocer este valor, de expresarlo e ir más allá de lo sensitivo. “Tiene que ver con un sentido de trascendencia que hemos perdido los seres humanos. Al árbol lo podemos asociar a un perfecto ‘meditante’, en el sentido que se mantiene impertérrito ante nuestras agresiones y tampoco él nos agrede; continúa dando sus frutos, su sombra, abierto totalmente al cielo y profundamente conectado a la tierra, justamente todo aquello que nos hace falta: relacionarnos con lo que nos trasciende y entender que la vida tiene un sentido que va más allá de nuestra individualidad, a la cual debemos integrarnos aunque no entendamos, no vivir mirándonos el ombligo o nuestras puras necesidades sin ver al otro; relacionarnos a la tierra, a los afectos, al apoyo mutuo, a la gratuidad de dar y recibir”, explica el académico.
El docente, quien dicta la asignatura de “Arte Contemplativo” en la Escuela de Psicología de la U. del Pacífico, asegura que este beneficio se produce porque en general es la naturaleza entera la que nos sana. “Esto lo sabían los sabios ancestrales y también las sabidurías de oriente, que dentro de la naturaleza es el árbol el ser por excelencia quien la representa, y acudiendo a él nos conectamos con la totalidad, nos sana, nos da la paz necesaria, integrados en un abrazo al universo”, concluye Marco Antonio Palma.